1872. Caso real. El obeso de libro.

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Un caso real anónimo de un paciente de nutrición fue el de un hombre de 40 años que padecía obesidad debido a una dieta basada casi exclusivamente en alimentos procesados. Su ingesta diaria de comida consistía en alimentos empaquetados, precocinados y bebidas endulzadas. Sorprendentemente, hasta su café de la mañana era instantáneo y estaba cargado de azúcar, ya que prefería las versiones "listo para beber" con sabor a caramelo o vainilla.En consulta, se realizó un análisis detallado de su dieta y se descubrió que consumía aproximadamente 150 gramos de azúcar al día. Esta cantidad es tres veces más de lo recomendado por la OMS, que sugiere un límite de 25-50 gramos de azúcar añadida diaria para una dieta saludable. La mayor parte del azúcar provenía de bebidas azucaradas (refrescos, café endulzado, jugos procesados) y snacks como galletas, barritas de cereales, y postres empaquetados.Estrategia de cambio progresivoDado que cambiar una dieta basada en alimentos procesados de golpe puede ser abrumador y difícil de mantener, el enfoque fue hacer modificaciones graduales. Aquí está cómo se implementó el cambio:Semana 1-2: Reducción de bebidas azucaradasSe comenzó por sustituir las bebidas altamente azucaradas, como los refrescos y jugos, por opciones más saludables. Se le sugirió empezar con agua con gas con rodajas de limón o infusiones sin azúcar. Para su café, se le propuso usar café molido sin aditivos y sustituir las versiones endulzadas por leche o alternativas vegetales sin azúcar añadida.Semana 3-4: Control de snacks procesadosSe le animó a reducir el consumo de snacks como galletas o barritas procesadas y reemplazarlos por alternativas naturales, como fruta fresca (manzanas, plátanos, fresas) y frutos secos sin azúcar. Al principio, aún permitía una pequeña cantidad de su snack habitual para evitar una sensación de privación extrema.Semana 5-6: Transición a comidas caserasPara sus comidas principales, comenzó a preparar comidas sencillas en casa, como ensaladas, verduras al vapor, y proteínas magras (pollo, pescado, huevo) en lugar de platos congelados o ultraprocesados. Se le enseñó a leer etiquetas y elegir opciones con menos azúcar y sodio en caso de comprar productos envasados.Semana 7-8: Introducción de carbohidratos integralesReemplazó los carbohidratos refinados (pan blanco, pasta, arroz instantáneo) por versiones integrales como pan de centeno, pasta integral y quinoa. Se introdujo la preparación de porciones adecuadas y equilibradas, y se le enseñó a añadir verduras en cada comida.Semana 9 en adelante: Refinamiento del planA medida que se acostumbraba a los nuevos hábitos, comenzó a notar cambios en su energía y apetito. La cantidad de azúcar diaria se redujo drásticamente a menos de 50 gramos, provenientes en su mayoría de fuentes naturales como frutas y lácteos no endulzados. También notó una pérdida de peso progresiva y mejoría en su digestión.ResultadosEl paciente perdió peso de manera sostenida a lo largo de varios meses y, lo más importante, logró mantener los cambios a largo plazo, gracias a que las modificaciones fueron graduales y adaptadas a su estilo de vida.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/comiendo-con-maria-nutricion--2497272/support.

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